Me he aficionado a esto de compartir pedacitos de mi alma por fascículos, así que hoy vuelvo con una historia 100% real, en esta ocasión nada humorística.
Como ya te expliqué anteriormente, tardé en escribir mi primera novela casi tres años y estuve más perdida que una Crusoe moderna.
Si no la has leído lo puedes hacer Aquí
Con la segunda (no te voy a mentir) tenía mucho miedo, miedo de no ser capaz de volver a hacerlo, miedo de que tras estar conectada con los mismos personajes durante tres años, los nuevos no calaran en mí y quedaran fríos.
Spoiler: no podía estar más equivocada.
Ahora hacemos un pequeño saltito narrativo para que te hable de otro tema muy diferente.
Tenía un gato, un felino negro, con ojazos verdes, que respondía al nombre de Magneto.
Mi pequeño Magneto ha sido uno de los amores de mi vida, adoraba a ese animal hasta límites insospechados, me seguía mientras hacía la comida, mientras me duchaba y cuando me preparaba para ir a trabajar, dormía conmigo y jugábamos a la pelota y era tan listo que iba tras ella y la depositaba de vuelta en mi mano.
Magneto era una pasada, lo amaba mucho.
Un día se puso muy malito y cuando lo llevé al veterinario, me dijeron que Magneto padecía una cardiopatía congénita, y que o respondía a la medicación, o… moría. Me informaron de que menos de la mitad de los gatos enfermos, respondían positivamente a la medicación, pero quise intentarlo de todas formas.
Me levantaba cada cuatro horas, porque primero le tenía que dar unas pastillas y luego otras, no se podían dar a la vez, me daba igual no dormir bien si al menos Magneto se ponía mejor.
Desgraciadamente no mejoró y los ingresos eran constantes y el pobre Magneto se apagaba entre las rachas de sufrimiento, hasta el día en que en el veterinario me dijeron que lo mejor era terminar con su sufrimiento de una vez. Con el corazón encogido de dolor, supe que tenía razón y que no podía aferrarme así a él y seguir haciéndole sufrir de la forma en que lo hacía.
Volví llorando a mi casa, no soy una persona que llore demasiado, pero ese día no pude evitar hacerlo, Magneto había dejado un hueco muy grande en mí.
Con ese sabor a duelo, a despedida, a dolor, me puse a escribir una historia triste, de personas que debían enfrentarse a emociones muy similares a las que sentía en esos instantes.
Me pegaba maratones de muchas horas, y cuando digo muchas, no miento, así fue como en once días (sí once, no estás leyendo mal) terminé el primer borrador de esa novela y de verdad, la sensación era tan intensa que ni yo misma me lo podía creer.
Jon e Iris se engancharon con tanta fuerza en mi corazón y mi mente, que aún a día de hoy siento un amor especial por ellos.
Siempre digo que no hay historia perfecta, pero si alguna vez llega a salir algo próximo a la perfección de mi mente, se parecerá mucho a este libro.
Dos mitades perfectas de un todo sigue siendo mi libro preferido (he de apuntar que solo he escrito cuatro hasta la fecha, y solo tres de ellos están publicados) pero de todas formas las sensaciones de esa historia siguen muy vivas en mí.
A Magnetito (así lo solía llamar yo) solo pude estarle agradecida, por todo el cariño que me dio en vida y toda la inspiración que me dio tras su muerte.
No sé si los dramas dulces, con personajes que han de aprender de su sufrimiento, es algo que te resuene un poco, pero si lo hace, lo puedes encontrar en AMAZON desde este enlace.
Quiero creer que hasta las cosas más malas, esas que nos dejan el corazoncito más mañacada y dolorido, hasta esas, traen cosas buenas. En mi caso fue escribir una historia que me encanta y que de alguna manera, siempre me recordará a Magnetito.
¿Te ha pasado alguna vez algo así?
Se me ha encogido el corazón con Magnetito... Lo siento mucho... 😔
Me he acordado de dos situaciones similares... Yo perdí a un perrete de una manera parecida hace muchos años, pero aún no escribía.
Hace un año perdí a uno de mis mejores amigos de un ataque al corazón y no soy capaz de superarlo... El está en una de mis novelas, con vida...creo que así le honro y le mantengo para siempre vivo. Tal y como le recuerdo. Gracias a el he seguido luchando en muchos momentos difíciles.
Un abrazo 🫂
Te leía y revivia mi drama con Morrigan... Ella también era súper lista y me devolvía los juguetes que le lanzaba. Será cosa de gatos negros?